El tamal y el vino (maridaje)
Luis Fernando Díaz
diaz.luisfernando@gmail.com
Los tamales y las tortillas cuesta mucho combinarlos con vino.
Yo les he tomado de muchos tipos y muchas formas. El lugar, el evento y la hora tienen mucho que ver.
Un buen maridaje es, por ejemplo, tamales con café en el desayuno (ojalá buen café).
Muy parecido, pero ideal para una cena ligera o un tentempié al final de la tarde, es comer tamales con aguadulce (sin leche).
Una reunión veranera, por los lados de Santa Ana, Orotina o en el Barú, se puede celebrar con tamales y un rosado fresco. Lo bueno de los rosados es que no existe ninguno realmente extraordinario y siempre hay de buen precio (Marqués de Cáceres es uno interesante).
Esa misma actividad, con tamales vegetarianos o de pollo, va muy bien con el rosado.
Si los tamales tienen bastante cerdo y la masa se ha cocido en los caldos, mejor tomar un blanco algo seco (no Chardonnay). Tres tipos pueden maridar bien: Pinot Grigio, Semillon Blanc o Alabariño. En blancos hay mucho más diversidad en el gusto que en el tinto y muchos pueden combinar; esos tres que mencioné a mí me gustan, pero igual sería interesante, a esa hora, en esos lugares, un Vinho Verde o un Gavi di Gavi.
Ahora, los tamales y el tinto. Si el tinto es muy bueno, como un Barolo, mejor comerse una pieza selecta de carne. Con las pastas gustosas, como el pesto o la bolognesa, los malbec argentinos van muy bien.
Entonces, si el vino es bueno y los tamales también, no hay que tenerles miedo y probarlos.
Para aprender los conceptos del maridaje, recomendamos la lectura del siguiente artículo:
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