El Maridaje (la armonía entre la comida y el vino)
Editado y traducido por Carlos Revilla
El vino es una bebida social que debe disfrutarse en la compañía de amigos y… comida.
La combinación correcta entre la comida y el vino es una fuente de regocijo para todo connoisseur (conocedor). Tanto el vino como la comida pueden beneficiarse del maridaje correcto. Una buena escogencia del vino puede acentuar aspectos gastronómicos inesperados de la comida y viceversa, el vino puede brillar con una nueva luz si está acompañado por el platillo adecuado. Para saborear el esplendor de tales combinaciones, uno no necesita frecuentar restaurantes costosos y comprar vinos demasiado caros. Más bien, lo que es de importancia primordial al combinar la comida y el vino, es la intuición y curiosidad que tengamos.
Mayoría de reglas para una comida agradable
Las combinaciones de vino con la comida se remontan al siglo XIX y fueron hechas por cocineros franceses que viajaban por Europa mostrando el savoir-vivre francés a otras naciones. Es desde entonces que sabemos que el champán va bien con las ostras, el vino blanco con los mariscos, y el vino tinto con las carnes rojas.
Esas reglas, sin embargo, se han roto muchas veces a través de los años, porque la naturaleza de ciertos platillos y la abundante variedad de vino disponible, permiten una interpretación mucho más libre. Por ejemplo, algunas carnes rojas podrían hacerse más placenteras con vinos blancos más fuertes.
Un enfoque más práctico para combinar vino con comida es evitar cualquier posible disonancia entre ellos. Por ejemplo, un vino excepcional destaca mucho mejor cuando es acompañado por un plato no tan sofisticado, que sacará las cualidades excelentes del vino en lugar de pelear con el. Ciertos vinos y comidas se han «encontrado» con el paso de los años y representan combinaciones especialmente apropiadas. En general estos son los vinos y las comidas regionales. Casi todos los platillos locales van mejor con los vinos de sus regiones.
Algunos apuntes para hacer buena comida
La elección del vino:
Tratar de balancearse el peso de ambos, es decir, los platillos pesados y aquellos con un sabor fuerte, como la carne roja, deben disfrutarse con un vino igualmente pesado. En la mayoría de los casos son los vinos tintos, pero algunos blancos de buen cuerpo podrían ser una alternativa igualmente apropriada.
Los vinos secos podrían desarrollar un muy desagradable sabor agrio o incluso amargo si se sirven con el postre. Generalmente los postres se sirven con vino que sea por lo menos igual de dulce, si no más dulce.
Los vinos con acidez alta andan mejor con platillos pesados y ricos en grasa. Esto es porque el alto contenido graso anula el impacto del ácido.
Los vinos con alto contenido de taninos deben ser combinados con comidas ricas en proteinas. Las proteinas combinan con los taninos, por lo tanto, disminuyen el gusto del tanino. Los vinos hechos con variedades de uva que contienen muchos taninos, como Cabernet Sauvignon y Syrah son una excelente combinación para carnes rojas y otras comidas ricas en proteina. Por otro lado, los vinos con alto contenido de taninos adquieren un desagradable sabor metálico si son combinados con pescado y otros mariscos. O podrían tener un sabor sumamente amargo cuando se combinan con platos muy salados.
Entonces finalmente ¿Qué vino? Usted podría tener en mente las reglas anteriores cuando haga su selección, pero no se deslumbre por ellas y nunca de las cosas por descontadas. Aún cuando esté convencido que ha encontrado el vino perfecto para cierto platillo, un cambio sencillo como una mala mala cosecha, un cambio en la tecnología de producción, u otro, podría decepcionarlo. Así que tenga una mente abierta y esté listo para experimentar. No hace falta decir que muchas veces los resultados serán un poco extraños, ¡pero eso es lo que hará toda la experiencia interesante!
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